Quantcast
Channel: Consulta Médica de Lactancia
Viewing all articles
Browse latest Browse all 131

Mi versión externa

$
0
0
Hace ya varios años, cuando estaba embarazada de 38 semanas, me caí. Estaba persiguiendo a mis hijas por las rocas, en la playa, con una fruta y un cuchillo en la mano. En bikini con una barriga impresionante, una imprudente.
 
Me resbalé y me caí de culo. Me hice tanto daño, que no me podía levantar, incluso, me di un pequeño golpe en la cabeza con una roca. Me ayudaron a levantarme y a llegar hasta mi silla. Iba con mis dos hijas mayores.
 
Me tuve que quedar un rato sentada porque no podía andar del daño que me hice. Me ofrecieron acompañarme a casa, y no sé por qué dije que no. Me quedé esperando, a ver si se me pasaba. Hasta que me armé de coraje y subí, con mi silla, mis trastos y mis dos hijas, que tenían entonces 3 y 4 años.
 
Por la tarde tenía un montón de contracciones. Por mi deformación profesional, pensaba en todas las posibilidades catastróficas que me podían pasar. Me imaginé con una hemorragia intracraneal y me preguntaba si eso me pasara, qué me harían primero, si me operarían de la cabeza o si sacarían a mi niña para protegerla ante el deterioro de mi organismo.
 
No me acuerdo de cómo dormí, imagino que mal.
 
Al día siguiente tenía revisión ginecológica, en la que se puso de manifiesto que la niña había cambiado su posición, yo estoy convencida de que fue debido a la caída brusca,. Hasta entonces estaba colocada en cefálica, pero en ese momento estaba en oblicua. Ni cefálica, ni nalgas. En oblicua. Por eso tenía tantas contracciones, porque la niña estaba en una postura incómoda dentro del útero.
 
El parto vaginal era entonces imposible. El parto que yo imagina con mi familia, mi parto tranquilo.
 
Pregunté inmediatamente por la versión externa. Quién hace lo que yo necesito. Lo necesito ya.
 
En mi hospital no hacían versiones externas en aquella época. Mis matronas me informaron de la posibilidad de que la niña volviera a cambiar de posición gracias a la moxibustión, y que Enrique Lebrero hacía versiones externas. Enrique Lebrero es ginecólogo, uno de los responsables de la Clínica Acuario.
 
La revisión fue a media mañana. Después de comer tenía cita con Hans, Fisioterapeuta-Acupuntor que hace moxibustión. Efectivamente la niña se movía con lo que me hacía. La moxibustión consiste en la aplicación de calor en los pies. La niña comenzó a moverse, pero el útero respondía con contracciones, como impidiendo el cambio de posición. Frustrante, pero parece que me relajó sin darme cuenta. Cuando iba en el coche camino de Alicante para que me viera Enrique Lebrero, me dormí. Con las ganas de llorar que tenía, me dormí.
 
Había llamado a la Consulta de Enrique Lebrero  para pedir cita varias  veces ese día. Fui pesada. Yo quería que me hiciera la versión externa cuanto antes, me daba pánico que me viera y me citara otro día. Enrique Lebrero es un médico sabio, un poco artista, como un chamán de la tribu. Sin bata, cercano. Estuvo hablando conmigo en una sala y después pasamos a otra sala, con un ecógrafo.
 
Me tumbé en una camilla. Quería que mi marido me acariciara pero no dije nada por no molestar. Me relajé, profundamente. Enrique Lebrero abrazó la silueta de mi hija a través de mi abdomen, y la fue empujando poco a poco. Yo notaba que presionaba profundamente, pero no me molestaba, mi barriga estaba blanda, mi cuerpo le dejaba, confiada, esperanzada. Cada cierto tiempo, comprobaba con ecografía que la niña estaba bien, y seguía empujándola desde fuera, hasta que se colocó en cefálica.
 
Me dijo que pudo hacerlo porque era mi tercera hija y tenía mucho líquido. También porque el cambio de posición había sido reciente, porque las nalgas no se habían metido en mi pelvis. Por lo mismo que la niña no estaba cómoda y yo tenía contracciones, por eso pudo.
 
Durante las versiones externas, es frecuente administrar medicación para que la madre se relaje y para que el útero no se contraiga, y se pueda hacer la maniobra. La versión externa implica unos riesgos, el primero de todos es que el bebé no se coloque en cefálica. La madre se puede poner de parto, la placenta desprenderse. El bebé puede no tolerar la maniobra. Yo lo sabía todo y lo asumí, porque yo no quería una cesárea, yo quería parir.
 
Y Enrique Lebrero, ese día, me regaló un parto. Un parto precioso.
 
Dra. Rocío Martín-Gil Parra
 
 

Viewing all articles
Browse latest Browse all 131